La “Educación Sexual Integral” es un programa nacional establecido por la ley 26.150, la cual fue sancionada en 2006 (hace 12 años). Con ella se busca garantizar el derecho de los estudiantes de todo el sistema educativo a recibir “Educación Sexual Integral” y tiene como objetivo crear un ámbito de confianza para informar a niños y adolescentes sobre cómo afrontar una sexualidad con responsabilidad, tratando de que ésta deje de ser considerada socialmente como un tema tabú.
Pero al hablar de sexualidad no nos referimos únicamente al hecho de tener relaciones sexuales, sino también a tener la capacidad de tomar decisiones responsables con criterio en relación con los derechos que tienen los jóvenes, al cuidado de su propio cuerpo, las relaciones íntimas, aprender a respetar las opiniones, saber cómo prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual, poder expresar emociones libremente y buscar la igualdad de trato y de oportunidades entre varones y mujeres.
Creemos que esta ley es respetada en algunos colegios, pero no en todos, como debería ser, ya que en algunos la información es insuficiente o precaria. Los docentes se reúnen, charlan y debaten sobre qué van a hablar y explicar y cómo pueden abordar el tema frente a los alumnos de diferentes edades y desde sus asignaturas.
Para que este espacio se lleve a cabo de una manera más integral, didáctica y profunda creemos que es necesario que los docentes tengan una formación previa completa y actualizada, para dar estos talleres en las escuelas, teniendo el material necesario pero esto no se logra si no hay una buena relación con sus alumnos, transmitiendo confianza, lo cual es primordial.
También, debe haber compromiso tanto por parte de los maestros y profesores como de los alumnos, animándose a participar en las clases consultando dudas y respetando a sus compañeros, por sus creencias, historias y opiniones así como a sus docentes.
Es de destacar que existen padres que consideran que los talleres de ESI no se deberían realizar en las instituciones educativas ya que, según ellos, son temas que solamente se deben hablar en casa, sin imponer ideologías ni opiniones de los docentes así como tampoco “problematizar” a niños y jóvenes con criterios o modos de informar que no son compartidos por ellos, esto tiene que ver, en muchos casos, con sus creencias religiosas y morales.
Por último, la escuela no puede, ni debe eludir su compromiso de dar Educación Sexual Integral porque la ley así lo dispone. Consideramos importante que dichos talleres se den regularmente con los contenidos que la ley establece, adaptados para la edad de los estudiantes y así poder mantener el interés de los alumnos y tener más espacios donde brindar información.
Candelaria Wekid y Sofía Tissera